Sobre la hegemonía del Barça en España y Europa


No entiendo a la gente que se deja llevar por lo que dicen los demás. Ni a la gente que no pregunta, como cualquier niño de cuatro años: ¿Y por qué?. Tampoco entiendo a los que se toman todo lo que dicen los periódicos como si fueran una bíblia. Vamos, ni a los que se toman todo lo que dice la bíblia como si fuera algo sagrado y completamente cierto.

Pero quiero sacar esto a relucir porque llevamos dos años deslumbrados por las luces infinitas del brillante fútbol del F.C. Barcelona, que no es más que «la prueba de que el trabajo bien hecho» al final rinde sus frutos. 20 años, dicen, de vivir con una idea, de trabajar con un objetivo en común, de pensar de una forma y de respirar una filosofía que va «más alla» (¿quién sabe lo que eso significa?) y que les hace ser «mes que un club» (¿ehh?).

Y todo empezó con Cruyff, parece ser, en 1988, cuando El Flaco volvió como entrenador al equipo del que otrora fuera gran estrella, para salvarlo de la ruina y desbancar al Real Madrid de la Quinta del Buitre. Todo esto lo cuentan los amigos de Laporta y Rosell como si el Barça no hubiera existido pre-1989. Como si Maradona, Lineker, Kubala, Migueli, Luis Suarez, Ramallets, etc. nunca hubieran pasado por la Ciudad Condal. Primera cagada.

Cruyff llegó al Barcelona y estuvo dos años sin ganar la Liga, mientras el Madrid de la Quinta del Buitre ganaba sus cuarto y quinto campeonatos consecutivos. «La caverna mediática» catalana (lease Sport y El Mundo Deportivo) ahora dicen que Cruyff dedicó esos años a restructurar el club, desde la base, poniendo los cimientos que años después le convertirían en el más temible del lugar.

Dicen los pro-«movimiento-para-canonizar-al-Barça-y-a-todo-lo-que-ha-tocado-Johan-Cruyff», que esos cimientos era: Catalanidad, cantera y fútbol total. Bien. La primera me la creo. Recuerdo escuchar a Stoitchkov y Koeman xarrar catalán cuando era pequeño y no entendía que hubieran aprendido este idioma antes que el castellano (idioma que aun no dominan a la perfección cuando los entrevistan).

En lo del fútbol total, me reservo mi derecho a duda. Ese concepto, muy yeye y muy hippie, fue practicado, casi a la perfección, por la Holanda de Rinus Michels, pero ganó los mismos Mundiales que yo (ninguno). Una pena, porque yo me declaro un enamorado del buen fútbol por encima de cualquier resultado, pero me da rabia que ahora solo se pueda pensar que el «fútbol total» sea sólo el que se despreocupa totalmente de las ataduras tácticas para disfrutar con mil florituras en el ataque. No, eso tampoco. Fútbol total era lo de Rinus Michels, pero también (y con más inri aun si me permiten) lo fue el Milan de Sacchi. Eso si que era T-O-T-A-L; pues los rossoneri dominaban todas las suertes del partido. Desde el achique en defensa, hasta las triangulaciones en el medio, pasando por los marcajes zonales en defensa, los cambios de sentido, en diagonal, de 40 metros para desbalancear al adversario y la finalización de todas las jugadas con un tiro a puerta desde corta o larga distancia.

También se puede describir como fútbol total al Brasil del 70 (percusores de la idea de Michels, y con mucha más calidad aun que L’Orange), el Ajax de Van Gaal, la Juventus de Zidane, Del Piero y Deschamps, el Milan de Capello, el Manchester de Cristiano Ronaldo, el Bayern de Munich de Beckenbauer, Schumacher y Rummenigue, la España de 2010 o el Real Madrid de Del Bosque y Zizou.

Pero no, el Barça, y Cruyff para ser más exactos, se apropió el termino y él se convirtió en el juez justiciero que decide quien practica el fútbol total y quien no. Bien, lo puedo llegar a entender.

¿Pero lo de la cantera? ¿En serio? El Barça campeón de Europa en 1992 contaba con (redoble de tambor) 2 canteranos (precisamente los mismo que el Real Madrid en 1998, 2000 y 2002 – Sanchis y Raúl; Casillas y Raúl; Casillas y Raúl): Ferrer y Guardiola. Sí señor, el Barça que no gasta dinero en fichar «Galácticos» tenía en nomina a lo mejor de panorama español del momento: Zubi, Nando, Bakero, Juan Carlos, Salinas y Eusebio; todos ellos salidos de las «canteras» vascas, sevillanas y vallisoletanas de los blaugrana (¡ja!), además de unos señores llamados Koeman, Laudrup y Stoitchkov, que por pura coincidencia no se llamarón Jordi, Oriol y Joaquim.

Y, ojo, que no critico el hecho de que el Barça no contará con una mayoría catalana en su primera Copa de Europa ni en su «mítico» Dream Team (como tampoco jamás a tenido el Madrid un once totalmente madrileño en sus 9 Copas de Europa… aunque casí). Lo que critico es la mentira que nos quieren hacer creer con sus «principios» y su «alta moral» y su «seny«. Eso me parece una pura y dura bazofia. Como también me lo parecía, en su momento, la Mentira de los Millones, de la que escribí en mi blog hermano de Cazagoles.

Luego volveré a lo de la cantera, pero antes, me puse a hacer un repaso a los últimos 30 años, y me dí cuenta de que no hay tanta diferencia entre un club y el otro. No hay tanta hegemonía.

Solamente estamos en la cresta de la ola de dos años de títulos de los blaugranas, como hace dos años estabamos en la cresta de la ola de los títulos madridistas (dos ligas y una Super Copa de España).

Resulta que el Real Madrid ganó la liga de 1980, que Real Sociedad y Athletic se disputaron entre ellos las 3 siguientes ligas de los 80 y que luego ganó una el Barcelona. Después, el Madrid ganó 5 ligas consecutivas del 85 al 90 (¿Os acordáis de la Quinta del Buitre?) y luego el Barça ganó 4 (no pienso hablar de los robos de 1992 y 1993 en Tenerife, ni de la extraña exaltación de González, portero del Valencia en 1994, cuando le paró un penalti a Miroslav Djukic -Deportivo de la Coruña- en el último minuto del último partido de Liga y que sirvió en bandeja el cuarto título a los culés. ¡Primón!). Los siguientes 3 años el Barça deambuló por el mundo mientras el Madrid ganaba dos ligas, con Valdano en 1995 y con Capello en 1997, pero de ahí hasta el fin del milenio (1999, no me jodan) ganó dos ligas más de la mano de Van Gaal (en Madrid estos títulos no hicieron mucho daño, pues los blancos ganaron la Séptima Copa de Europa y su segunda Intercontinental).

Así, en 20 años, los merengues tenían 8 títulos y los culés 7. Todo bien de momento, y no encuentro la hegemonía, aun, en os primeros 10 años de «doctrina cruyffiana».

El siglo XXI arrancó con el sambenito de los «Galácticos» en la casa blanca, pero ya en 2003 llevaba la delantera de títulos a su eterno rival -2 a 0- gracias a los títulos de 2001 y 2003. Justo ese verano, tras la consecución del título de liga, se vino la debacle en Chamartín. Florentino se endioso, echó de una tacada a Hierro y Del Bosque, e hizo más bien nada por retener a Makelele. El equipo se metió en una espiral perdedora (de puntos dentro del campo y de prestigio fuera de él) de la que aun pelea por salir. Pero así y todo, el Barcelona ganó dos títulos de liga de la mano de Ronaldinho y Deco, entre otros, y de repente pasó a un estado de autocombustión. El Madrid ganó los dos siguientes campeonatos, el segundo de ellos con más de 20 puntos sobre su rival.

Obviamente, como ocurriera en 1998, los títulos del Madrid fueron contrarrestados por la consecución de la Champions de París de los blaugrana, pero en el terreno doméstico, los capitalinos seguían al frente de esta competencia (12 a 10 desde 1980; 4 a 2 de 2000) personal.

Entonces llegó el acabose. Y digo acabose porque en serio, se acabaron los adjetivos y apelativos altisonantes y positivísimos con los que podríamos definir el juego del Barça. Y sí, ha sido espectacular, nadie a jugado como ellos, y el Madrid, mientras, ha tenido 4 entrenadores y 3 projectos diferentes con 3 presidentes diferentes, pero la última liga de la década la ganó el Barcelona con el Madrid soplándole en la nunca (bien, al final fueron 9 puntos de diferencia, pero desde el 2-6 del Bernabéu, cuando el Madrid estaba a un sólo punto, con 5 partidos por jugar, los blancos se dejaron llevar y no volvieron a puntuar). 12-11 en 3 décadas. No veo hegemonía todavía.

Los de la Ciudad Condal se han llevado la primera de esta nueva década, jugando muy bien, pero con un Madrid muy blandito terminando a sólo dos puntos y plantándole cara hasta el final. Este año aun está todo por decidir, pero Mourinho no va a perder sin un buen combate.

Así que, si me apuras, y contamos la liga 2010 como una de los últimos 30 años, la igualdad es máxima (12 a 12), lo que pasa es que somos de memoria corta, y como el Barça es el último que ha ganado, es el que marca tendencia y al que hay que apoyar. Pero de ahí a pontificar… ¡Por favor!

Y, volviendo a lo de la cantera, han hecho un gran trabajo, pero no son 20 años de fiel movimiento ilustrado de la mano de Johan. Que me digan dónde estaba la cantera cuando Van Gaal se trajo a 14 holandeses, y donde estaba la cantera con Robson y con Serra Ferrer. Y que me digan dónde estaba la «cantera» en el Dream Team, porque lo que vemos en el Barça de hoy en día es, como ya lo fue en su momento la Quinta del Buitre, simple suerte. Uno trabaja con la idea de que los jugadores que salgan de tu cantera tengan cierta categoria, pero que se junten Iniesta, Messi y Xavi en tu misma residencia de chavales, al mismo tiempo, no hay ojo clínico que lo pueda predecir. Y que además esa generación se entrelace con la de un tal Puyol, la de un tal Valdés y la posterior de un tal Piqué y un tal Pedrito… ¡wow! Buen trabajo, bien hecho, mucha suerte también, pero POR FAVOR, ahorrémonos la lírica, las declaraciones sentenciadoras, el «sabelotodismo», y las revelaciones y demostraciones deportivas-socio-independentistas.

Ni el Barça juega tan bien porque Cataluña merezca ser reconocido como un país, ni Messi se siente más catalán que argentino, ni el Barça luchó con el franquismo y ahora los Dioses se lo están repagando.

(En la foto, Agustín Montal, presidente del F.C. Barcelona, brindando la insignia de oro y brillantes a Francisco Franco).
Hace años demostré, con cifras, a un buen amigo lo poco que pudo llegar a ayudar Franco al Madrid (Aquí me echan una mano… – en inglés) y que, para sorpresa de muchos, durante el punto álgido de la dictadura (los años 40) el Barcelona ganó más ligas que el Madrid (aparte de otros favores, como la recalificación de los terrenos de Les Corts, gracias a la cual pudieron conseguir suficiente dinero para construir el Camp Nou… o la reapertura de fronteras españolas permitiendo que los clubes ficharan jugadores extranjeros, justamente, cuando los culés decidieron fichar a Johan Cruyff). Ahora, sólo pretendo, de nuevo con cifras, demostrar que la «hegemonía» del Barça, tampoco existe.

Ah, y si hablamos de Champions Leagues, tres cuartos de lo mismo: en los 90 una por cabeza (1992 para el Barcelona, 1998 para el Madrid) y en los 2000 dos para cada uno (Barça: 2006 y 2009; Real Madrid 2000 y 2002).

Igualdad total. Hegemonía, ninguna.

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¿Qué le pasa a Canales?


Nada.

Tiene 18 años, ese es parte del problema. Pero no le pasa nada.

Canales va para crack. Tiene calidad de sobra, tiene caracter, humildad, y categoría para comandar la selección española junto a Javi Martínez, Thiago, Pedro León y Llorente durante muchos años. Pero no se le puede comparar, hoy en día, y así en frío, con Messut Ozil. Ni con Messi, ni con Raúl, ni con nadie.

Me parece muy bueno el tirón de orejas que le ha dado Mourinho. Tampoco la gilipollez, claro: cuando juega mal, hay que decirlo. Y ayer, contra el Murcia, jugo mal. Y en la primera vuelta de la eliminatoria, también. Y contra el Mallorca en el primer partido de Liga y, básicamente, en todos los partidos que ha jugado con la camiseta blanca, a excepción de la gira Americana de pretemporada. También, recordemos que llegó a tope después de jugar todo el año y disputar el Europeo Sub-19. Era normal que le llegara el bajón; en eso, me recuerda su caso a la vuelta del «Cuchu» Cambiasso al Real Madrid, versión 2002-2003, entrenado por Vicente Del Bosque.

Tras su cesión a Independiente durante año y medio, y otros seis meses en River Plate, donde se erigió como lider de un equipazo que ganó la liga y fue finalista de la Libertadores, el argentino llegó a Madrid como una moto, sólo dos semanas después de levantar la copa con River.

En la pretemporada dio un baño a todos, y se aseguro un puesto de titular en la medular junto a Makelele, y guardándole las espaldas a Zizou. En aquel momento, desbancó a gente como Flavio Conciençao, Helguera, Solari, Celades, McMannaman, Celades y Rivera… casi nada. El equipo carburó desde el primer partido de liga: Zizou, Cambiasso, Makelele, Figo; Raúl y Morientes. Impresionante sexteto atacante, que aseguraba largo recorrido en la retaguardia gracias a los pulmones de el francés y Cambiasso. Pero llegó noviembre, y su jovén cuerpecito veinteañero (veinte primaveras tenía por aquel entonces Esteban) le pidió un respiro.

El bajón en su juego fue notable. Un jugador acostumbrado a sobresalir a base de fuerza y físico, al perder el fuelle lo pierde todo. Es como esos delanteros que, pasada la treintena, pierden la velocidad y no son capaces de amoldar su juego a otro estilo (Papin, Henry, Robbie Fowler, Owen, etc.)

El «Cuchu» desapareció de los onces, y su puesto fue ocupado a trancas y barrancas por los Flavio, McMannaman, Solari, etc. La clase media, vamos, que se perdería dos años después y que creó el desbarajuste que, hasta este año, nadie ha sabido aliviar.

Tuvo otro año sin pena ni gloria en el equipo, y después salió con dirección al Inter de Milán, donde se llegó a consagrar como uno de los «mejores» medio centros del mundo. Campeón de Europa con el Inter, y líder de una pésima selección argentina en el Mundial 2010, pero líder al fin (de ahí el entrecomillado en lo de mejor).

Y por ahí van los tiros.

No digo que Canales vaya a ser el crack que cambié una generación, pero tampoco lo ha sido Cambiasso, y sin embargo es un grandísimo jugador de equipo, que ha jugado cerca de 200 partidos con el Inter de Milan, lleva casi 10 años al más alto nível en Europa, ha jugado dos Mundiales, y puede decir que ha ganado la Champions League.

Paciencia con Sergio Canales, que ahí hay jugador para rato. Al tiempo.