El día de los enamorados

Sonará a cliché, pero ¿no deberían ser todos los días el día de los enamorados? Es decir, que porque alguién decidiera que el 14 de febrero todos debemos comprarnos regalos y portarnos extra bien con nuestros respectiv@s, no deberíamos pasar por alto el hecho de que todos los días podemos esforzarnos para demostrar nuestro amor.

Últimamente he pensado que perdemos tanto tiempo malgastando nuestra energía en malos rollos, que no me extraña que el mundo esté como está.

En nuestro caso, el de los hombres, creo que todo viene de un infundado respeto a terminos ya malgastados como la hombría, la gallardía, el honor, y otras tantas gilipolleces. O sea, que por defender mi honor, como hombre que soy, me tengo que enfadar con todo aquel o, en la mayoría de las ocasiones, con aquellas, que intentan hacernos sonrojar, llorar, o sufrir… la mayoría de las veces sin querer y también por su propio afán de salvaguardar su honor, gallardía, hombría (¿mujería?), etc.

Pues he llegado a la conclusióm que no, que no vale la pena perder el tiempo en esas milongas. Que aquí lo que vale, como diría Zapatero, son «hechos y no palabras», y por eso uno debe esforzarse todos los días en ser mejor persona, marido, mujer, hermano, hermana, etc., y no guardar tantas rencillas porque este me hizo esto o esa me dijo aquello. Lo que de verdad importa es vivir agusto consigo mismo, tranquilo y sabiendo que siempre hay un margen de error y que todos los que están a tu lado, en mayor o menor medida, lo respetan. 

Ayer hablabamos de la presión que tenía Peyton Manning con 2 minutos por jugar en el Super Bowl y perdiendo por 14 puntos. ¿Imaginas pasarte toda la vida con esa presión? Si todos los días te despiertas pensando que no se pueden cometer fallos, que todas tus decisiones deben ser acertadas, que al más mínimo resbalón te vas a llevar una patada en las costillas. Te aseguro que tu vida va a ser muy, pero que muy triste, amigo.

Hace poco, Leah y yo veíamos la película de Jim Sheridan (¡genio!) «In America»  y en una escena, donde la familia entera, que lo esta pasando fatal como inmigrantes ilegales en Nueva York, se va a la feria de Connie Island un fin de semana. El es un tio fracasado, que no hizo nada cuando se murio su hijo de 4 años, que intenta ser un actor, pero está más que frustrado, y que prácticamente no toca a su mujer desde que murió el bebé. Cuando están en Connie Island, la niña pequeña de la pareja se enfurruña con que quiere un muñequito de E.T., de una de esas tómbolas que suelen estar trucadas. Cuesta dos dolares tirar una pelota y si la metes en el  agujero tres veces te llevas el bicho, pero si fallas te costará el doble tirar la siguiente bola. El tio va y mete las dos primeras, pero falla la tercera… no pasa nada. Paga cuatro dólares y tira la tercera; y vuelve a fallar. Paga ocho, y falla de nuevo. Paga 16, 32, 64, 128, 256… y sigue fallando. Ya había sacado demasiado dinero del sobre con el dinero para pagar la renta, y se disponia a parar; pero su mujer, que confía en él ciegamente, mete la mano en el sobre y saca los 512 dólares que costaba la próxima bola. El tio, medio temblando, sudando como un pollo, coje la bola, la tira, y la mete en el agujero; lo que significa que se lleva el muñequito y le devuelven todo el dinero. ¿Creés que esa pareja necesita celebrar el día de San Valentín?

Por eso, digo que lo importante es demostrar el amor día a día, golpe a golpe, y no una vez al año porque todo el mundo lo hace. Algunos tenemos la suerte de que ese sea nuestro estilo de vida (Leah, no hay nadie como tú); si tu no la tienes, no pares de buscarla.

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Una respuesta

  1. I love you!!! xxxxx

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